Voy a buen ritmo, la ruta es plana y el viento me acompana. Veo un par de entradas a la playa que me tientan pero también unos nubarrones que me siguen desde que salí.
La hora de la siesta me agarra en plena ruta, busco una para de colectivo para descansar (ya es mi lugar predilecto para la siesta en los viajes). Delante mio para un ómnibus y de el baja un mochilero español, la charla fue corta por que el nubarrón se hizo presente con algunas gotas.
Ya veo el cartel (bienvenido al Chuy), contento hago mis ultimas pedaleadas y llego a la ciudad. Es un mundo de gente, hay una avenida principal que hace de frontera, de una vereda Uruguay y de la otra Brasil. Como toda ciudad fronteriza esta llena de negocios de ropa y electrónica. Me dirijo a la terminal a comprar un pasaje para mañana y luego un hostel, para descansar que el micro sale temprano.
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