Después de un descanso reparador sigo camino a La Paloma.
Al llegar al pueblo parecía Mar de ajo en invierno, todo cerrado, las calles vacías y ningún humano a la vista. Para colmo cuando llego al faro un contingente de jubilados (este viaje esta perdiendo onda).
Salgo rápido de ese lugar y me dirijo a La Pedrera. El lugar es re tranquilo, bajo a la costa (para mojar las patas) y paseo entre las piedras golpeadas por el mar. Cuando me doy vuelta los jubilados otra vez. A correr !!!
Termino en un camping con toda la onda, muy bien ambientado, con mucho cuidado del medio ambiente y lo mejor su propia salida al mar.
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